Mis colegas cristianos de educación superior y yo estamos siendo testigos de un cambio emergente de tendencia entre los adolescentes y adultos jóvenes de la Generación Z – y no solo en la Universidad de Asbury.
En los últimos años, hemos visto:
Sin planificar, mas de 50,000 estudiantes de colegio cantando Agnus Dei a capella en la Reunión Pasión 2024.
Un grupo de movimientos de avivamiento entre los adultos jóvenes en el 2024, incluyendo los campus “embarazados por avivamiento”.
“Rumores de Avivamiento” entre los jóvenes.
Los ministerios de los campus están experimentando un alza en el interés espiritual.
Vemos datos alentadores de los adolescentes de la Generación Z que navegan la “Babilonia Digital” así como las generaciones más jóvenes que muestran un interés renovado en Jesús.
Bautismos estudiantiles – liderados por estudiantes.
Un enfoque internacional en la Generación Z y su promesa para un ministerio futuro.
Una mayor probabilidad de asistencia a la iglesia entre la Generación Z comparado a la generación Boomer en varias partes de Europa, y en el Reino Unido, los adolescentes de la Generación Z quienes ahora son la generación menos probable que se llamen a sí mismos ateos.
Describiendo algunas de las expresiones radicales de fe de las que se han visto en nuestra propia comunidad por las generaciones mas jóvenes, mi esposa hizo el comentario provocativo: “Tal vez la Generación Z está dispuesta a morir porque ya están muertos”. La cultura es mortal. Los guiones que son entregados a las generaciones jóvenes están muertos. El nihilismo y malestar de un mundo optimizado en torno a los aumentos repentinos de dopamina – una “nación dopamina” como lo describe la Dr. Anna Lembke, psiquiatra y autora de best-sellers – ha dejado desorientados e inestables a los adolescentes y adultos jóvenes de la Generación Z, ya sin “tranquilidad en Sion”.
Datos consistentes con el Estudio de Panorama Religioso de Pew que fue publicado en febrero, las generaciones más jóvenes están demostrando sensibilidades religiosas orientadas que los atraen a la fe cristiana y a cambiar el estatus quo. El declive del cristianismo largamente documentado se ha nivelado.
He visto de primera mano esto con los adultos jóvenes en la Universidad de Asbury, donde sirvo como presidente. En febrero del 2023, un servicio rutinario de capilla en el campus llevó a una reunión de adoración de 16 días que no se detuvo y que reunió a mas de 50,000 personas al pueblo de Wilmore, Kentucky en el cual solamente hay dos semáforos. Todas las cosas de las que fui testigo en ese tiempo iban en contra de los guiones de prevalencia de la vida moderna. El espacio era pacifico, unido, apolítico, radicalmente humilde, esperanzador, y diverso en edad, clase y etnia. No tenia nombre ni cara. Dijimos que “no había celebridades más que Jesús”. Nunca había visto en mi vida un hambre espiritual tan profunda y penetrante y un dolor demostrativo por una relación correcta con Dios y con otros.
Sin embargo, lo mas importante que vi fueron “las cadenas sueltas” de una generación joven con carga desigual de las patologías de la vida moderna (aislamiento, digitalización, discordancia social, retos de salud mental e instituciones menguantes). Estudiantes de casi 300 colegios y universidades hicieron el viaje a Asbury para un encuentro espiritual transformador. Sus testimonios eran crudos, sin editar. Abrazaron a extraños como si fueran familia. Ocuparon el altar, algunas veces por horas. Lideraron sin miedo. Oraron celosamente.
Un amigo al describir la Generación Z hizo el comentario, “ellos están listos para seguir a Jesús quien está cambiando el mundo”.
Los adultos jóvenes de la Generación Z no quieren tribalizar y dividir. Ellos quieren incluir a otros. Ellos quieren priorizar la pertenencia. Sensibles a la hipocresía, no quieren una religión de “hacer como digo y no hacer como hago”: ellos están menos interesados en las proposiciones. Ellos ya “fueron ganados” por medio de la vigencia de la relación y la confianza, no por lugares comunes. Ellos valoran la autenticidad. La próxima generación no está buscando un éxito mundano y el confort. Ellos quieren comprometerse a una causa. Ellos quieren un propósito. Y no pueden existir en una existencia aplanada, desencantada que es mortal. Ellos desean significado, el tipo de significado que cada vez se encuentra mas en el cristianismo tradicional.
Por estas razones y muchas más, he llamado a la Generación Z “la generación correctora”. En un momento de reto, estoy inspirado por la Investigación del Panorama Religioso y a un nivel mas grande por lo que esta siendo encarnado y por lo que viven los adolescentes y adultos jóvenes. Un compromiso de resurgencia espiritual entre las próximas generaciones no solamente es bueno para nuestras instituciones religiosas, sino también para la democracia y para América.
La generación correctiva viene en camino.